El juego y la representación del signo
Por: Ramírez Ramírez Fatima Sarai.
Etimológicamente, la palabra “juego” procede de dos vocablos del latín: "iocus –i”, que significa broma, chanza, gracia, chiste, y “lūdus, –i", que significa juego, diversión.
Es evidente que en un inicio para varios esta definición puede resonar a algo que comúnmente conocemos y podemos hacer distintas asociaciones que van muy vinculadas a la diversión y principalmente como algo propio de los infantes.
Generalmente, el juego está asociado con la diversión, la recreación física, el placer y la alegría (Díaz, 2008).
Sin embargo, al tener estas propiedades en primera instancia, se puede llegar a no dar cierta relevancia y ¿Qué tan perjudicial puede ser esto?
No se puede llegar tan pronto a un argumento tan directo en decir que la poca existencia del juego puede ser extremadamente perjudicial, por otro lado, lo que se puede empezar a mencionar y a reconocer es que no solo se trata de un actividad vinculada a la diversión sin objetivo. Dicha actividad puede estar con toda intencionalidad y objetividad, así mismo se puede empezar a dar aproximaciones de lo beneficioso que puede ser el tener un juego dinámico.
Vygotsky (1982) afirma que el juego es un proceso de sustitución; es la realización imaginaria, ilusoria, de deseos irrealizables; señala que la imaginación constituye esa nueva formación que falta en la conciencia del niño en la primera infancia.
Entonces, tenemos presente que el juego al verse sencillo puede tener una connotación importante en el desarrollo, parecido a lo que sucede con las palabras iniciales en donde el individuo empieza a darle significado a una breve gama de palabras que posteriormente evoluciona y se amplía. En este caso, el juego puede ayudar a contribuir en este desenlace como una herramienta de apoyo pero no solo se puede quedar como ejemplo directo al desarrollo dentro del lenguaje, se adquieren variados los significados a través del juego, lo cual en repetidas ocasiones se llega a un aprendizaje vicario. Esto ya se iba viendo cuando Vygotsky establece el juego como factor de desarrollo y al mismo tiempo como valor socializador. Partiendo desde la imaginación requerida dentro de los juegos, evidentemente se generan pensamientos de gran variedad, entre estos, pensamientos abstractos que ayudan al desarrollo abstracto y con ello, lo simbólico, dando lugar a sustitución ya mencionada, proporcionando un brinco a cada vez un avance en la conciencia tenida hasta aquel punto.
Ahora, teniendo esta relevancia que debemos de otorgarle al juego mismo, podemos considerar dos puntos favorables: Uno de ellos es que si bien, existen juegos individuales, en su mayoría varios están planteados para ser parte de una comunidad, un grupo, en si, la sociedad e incluso aquellos juegos que son “individuales” en un inicio casi siempre se tiene una guía de alguien más, volviéndolo como el andamiaje presente y al mismo tiempo algo social. Este punto es favorable dado que al ser de carácter social facilita en muchos sentidos el desarrollo que se pueda tener.
Otro punto favorable que se encuentra de manera indirecta es que, es cierto que el juego puede incluir un desarrollo en varios niveles a veces siendo este intencional o no e igual es cierto que puede tener mayor impacto en la infancia, pero no es algo exclusivo para los niños. Poniendo al pensamiento e imaginación de nuestra parte, en este momento podríamos considerar el juego como una opción para distintos objetivos y poblaciones, recordando sus virtudes desde el desarrollo en la abstracción y los signos que puede tener.
Mencionado esto, ¿Cómo usarías el juego?
Bodrova E. y Leong D.J. (2004). Tácticas: el uso de mediadores. En Bodrova E. y Leong D.J. (Ed.). Herramientas de la mente. El aprendizaje en la infancia desde la perspectiva de Vygotsky, (pp. 68-92) Pearson.
Burneo R. de C. D. E. (2020). El juego como estrategia para el trabajo con niños de educación inicial. [Trabajo académico para optar el título de segunda especialidad profesional en educación inicial, Universidad Nacional de Tumbes].
Gallardo-López J. A. y Vázquez G. P. (2018). Teorías sobre el juego y su importancia como recurso educativo para el desarrollo integral infantil. Hekademos: revista educativa digital,24, 41-51.
Sánchez-Domínguez J. P., Castillo O. S. E. y Hernández L. B. M. (2020). El juego como representación del signo en niños y niñas preescolares: un enfoque sociocultural. Revista educación, 44(2).
Vigotsky, L. S. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Instrumento y símbolo en el desarrollo del niño (pp. 39-56) Crítica.
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