Omar Suárez

Para Tomasello el ser humano tiene capacidades cognitivas únicas no compartidas con otros seres como con los chimpancés o animales. Entre ellos se encuentra la intención, es decir, la capacidad que tiene el ser humano de reconocer los estados intencionales de otros humanos para lo cual es necesario un lenguaje y una interacción simbólica, además tenemos la capacidad de centrar nuestra atención es decir tener una atención selectiva sobre el mundo; no prestar atención a todo sino precisamente a lo que estamos haciendo con el fin de cumplir nuestro objetivo. Pero, además, tenemos la capacidad de compartir nuestra atención (distribuirla), a través de mirar, señalar o incluso conversar con otros seres humanos podemos prestar atención a un mismo objetivo y llegar a cumplirlo juntos colaborando. Además, los seres humanos pueden aprender por imitación y no a la imitación al azar de cualquier hecho o acto que haga otra persona sino de las acciones intencionales que ellas hacen para cumplir objetivos.

Ahora bien, la tesis fundamental de Tómaselo es que esta condición humana tiene un origen en una inteligencia cultural, es decir, no se trata de que tengamos cerebros más grandes y por lo tanto seamos más inteligentes, sino que nuestras capacidades cognitivas nos permitan aprender y crear conocimientos, además de que tenemos la capacidad de compartirlos dentro de un grupo social y cultural. De esta forma, a través de la colaboración los conocimientos no se pierden, sino que se van acumulando de generación en generación, acrecentando la cultura a través de un efecto trinquete; es decir cada ser humano no empieza desde cero, empieza desde lo que los otros seres humanos han producido y de esta forma no solo se desarrolla nuestra cultura, sino que también se desarrollan nuestras habilidades cognitivas perfeccionándose de generación en generación.

Tomasello plantea que estamos biológicamente adaptados para la cultura, por ejemplo, otros no humanos tienen una capacidad cognitiva física, por ejemplo, todos hemos visto chimpancés resolviendo problemas elementales como se observa en la figura 1.

Figura 1. Se observa un chimpancé resolviendo problemas

 Ahora bien, nuestra cognición es social y eso implica la colaboración, la intencionalidad y la atención conjunta; nótese el ejemplo de que los niños abandonados rápidamente sufren un deterioro cognitivo: pierden la capacidad del habla, la comunicación y su cognición es similar a la de los simios.

Un claro ejemplo de la aplicación del efecto trinquete en nuestra vida es la evolución de ciertos aparatos de uso constante por los seres humanos, en el caso en particular, a la evolución de los teléfonos celulares. En dicha evolución podemos observar como a partir de la primera invención de dicho artefacto las necesidades eran diversas a las de la actualidad, constituyéndose exclusivamente para la comunicación entre personas; empero, conforme a la evolución y conocimientos logrados para la creación del teléfono, su adecuación cambio tanto en el aspecto físico como en las funciones que pudiese realizar lográndose hoy en día, inclusive, realizar video llamadas con varias personas a la vez, tener conectividad a internet así como la ejecución de aplicaciones que facilitan diversos aspectos de nuestra vida diaria  por mencionar algunas. Sustenta lo anterior el siguiente video educativo sobre la evolución del mismo:

Retomando a Michael Tomasello y su atribución a lo que denomina evolución cultural acumulativa y efecto trinquete, que consiste en la acumulación progresiva de mejoras a lo largo de la historia, lo cual, según él, parece único entre los humanos. Por ejemplo, la forma en que los seres humanos han utilizado objetos como el teléfono celular ha evolucionado significativamente en la historia humana [los cuales] se modificaron una y otra vez para cumplir con nuevas exigencias, al pasar de simple herramienta de comunicación, a los aparatos compuestos por infinidad de apps y funciones. Este proceso puede ser más característico de algunas culturas humanas que otras, o de algunos tipos de actividades que otras, pero todas las culturas sin excepción parecen tener por lo menos algunos artefactos producidos por el efecto de trinquete. –


Fuentes: 

TOMASELLO, M. (1999). The cultural origins of human cognition. Cambridge: Harvard University Press.

TOMASELLO, M. (2009). Why we cooperate. Cambridge: The MIT Press

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