Imitación, intersubjetividad y bidireccionalidad
Por: Rodriguez Castro Jan Carlos
A diferencia de mis otras entradas, y en atrevimiento del que escribe esto, me gustaría empezar con unas cuantas palabras de agradecimiento y de despedida, siendo el motivo por el cual esta es mi última entrada, el final de un semestre más, en lo que fue un período agotador pero en el cual, y en el marco del contexto social presente a la publicación de este, pude volver a regresar a un cierta normalidad donde regrese a las aulas universitarias y a una dinámica social con pares parecida a la anterior vivida referente a la pandemia; así es como me voy con un buen sabor de boca, una profunda admiración y un total agradecimiento no solo hacia mis compañerxs de equipo que me acompañaron a lo largo de todo el semestre, y lxs cuales son lxs autorxs de las demás entradas presentes en este blog, sino también a mi profesor que nos llevó a lo largo de todo el curso con un resiliencia admirable.
Ahora, y comenzando con el verdadero propósito de este escrito, continuaré con la premisa que envuelve al propósito final de esta entrada. Esta vendría siendo un análisis y discusión de cómo la imitación puede ser un buen proceso conductual para el desarrollo y mantenimiento de la intersubjetividad; concepto, que si bien recordamos, fue tratado hace dos entradas de este mismo blog y que insto a ver primero si es que esta es la primera entrada con la cual se encuentran.
Para el desarrollo de lo anterior dicho, me apoyaré en un artículo del 2011 llamado “Imitación mutua y juego musical en la infancia”, publicación periódica que aparece en “Psicología del desarrollo” vol. 1. Aquí nos encontraremos un experimento donde a una díada adulto-infante se les fue observada durante el tiempo donde el infante trazaba rayas en un papel y el adulto, repitiendo lo que se había hecho anteriormente por el otro sujeto, se le agregaba una fonación con tonos musicales. Después de haber transcurrido cierto tiempo, se noto que esta imitación que presentaba la diada iba cambiando y evolucionando la forma en que se dibujaban los trazos y, por consiguiente, también en las tonalidades de las fonaciones producidas dando a entender que el proceso de imitación no es sólo unidireccional sino también bidireccional; pudiendo demostrar/hipotetizar con esto, principalmente aunque no exclusivamente, que el aprendizaje no solo se da como un proceso de adulto a infante, sino también de infante a adulto y que esta misma imitación no solo es una reproducción conductual sino un intercambio, y hasta una internalización, de procesos en los cuales se construye y se mantiene la intersubjetividad.
Con esto podemos aseverar que si bien se tiene al adulto como el guía o profesor de un infante, también es menester tener en cuenta que, en la duración de todos estos procesos de educación y desarrollo, también se va a tener un crecimiento, desarrollo, evolución, etc… del adulto/s involucrados en la zona próxima al infante y, por lo tanto, es de imperiosa necesidad el ahondar y agrandar el acervo de investigaciones que se tienen en psicología del desarrollo y educativa entorno a etapas posteriores a la infancia, ya que se tiene una escasez en estas y que complementaria en gran tamaño al conocimiento, intervención y aplicación de la misma.
Referencia
- Bordoni, M., & Martínez, I. C. (2011). Imitación mutua y juego musical en la infancia. Psicología del desarrollo, 1, 69-78. https://www.aacademica.org/martinez.isabel.cecilia/49.pdf
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